Resección de Quiste/Tumor de Ovario (Cáncer)
Costo: $6,230 USD
Duración de hospitalización: 3 días
¿En qué consiste la Resección de Quiste/Tumor de Ovario (Cáncer)?
La resección de un quiste o tumor ovárico maligno es un procedimiento quirúrgico que busca extirpar completamente el tumor canceroso del ovario, junto con cualquier tejido afectado circundante. Este tratamiento es fundamental para el manejo del cáncer de ovario y, en algunos casos, puede incluir la extracción de ambos ovarios, trompas de Falopio, el útero y el tejido abdominal afectado, dependiendo de la extensión de la enfermedad.
Durante la cirugía, se realiza un estudio transoperatorio para confirmar la malignidad del tejido y guiar la extirpación adecuada. Este procedimiento puede complementarse con otros tratamientos como quimioterapia o radioterapia, dependiendo del estadio del cáncer.
Incluye
Equipo médico
Realización del procedimiento por un equipo especializado en cirugía oncológica y ginecológica, asegurando una intervención segura y efectiva.Laboratorio
Estudios prequirúrgicos completos, incluyendo marcadores tumorales como el CA-125, para evaluar la naturaleza del tumor y planificar la cirugía.Gabinete
Exámenes de imagen como tele de tórax y ultrasonido pélvico, que ayudan a determinar la extensión de la enfermedad y a identificar posibles metástasis.Valoración preoperatoria por Medicina Interna + EKG
Una evaluación completa realizada por un médico internista y un electrocardiograma (EKG) para asegurar que el paciente está en condiciones óptimas para someterse a la cirugía.Visitas postoperatorias
Seguimiento médico para monitorear la recuperación, evaluar la cicatrización y planificar tratamientos complementarios, si es necesario.Estudio de patología
Incluye análisis transoperatorio para confirmar la malignidad del tejido extraído y un reporte histopatológico definitivo para caracterizar el tipo de cáncer y su estadio.
Preparación para la cirugía
Para la resección de un quiste o tumor de ovario maligno, el equipo médico puede recomendar:
- Ayuno de al menos 8 horas antes de la cirugía.
- Suspensión de ciertos medicamentos, como anticoagulantes, bajo indicaciones médicas.
- Evaluaciones adicionales, como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas, para planificar el alcance de la cirugía.
- Consulta con un oncólogo, para discutir el plan de tratamiento integral y resolver dudas sobre los pasos posteriores al procedimiento.
Recuperación
La recuperación tras este procedimiento puede variar dependiendo de la extensión de la cirugía y la condición general del paciente. Las recomendaciones incluyen:
- Evitar actividades físicas intensas durante al menos 6 a 8 semanas para permitir una adecuada recuperación.
- Seguir una dieta equilibrada y rica en nutrientes, para apoyar el proceso de sanación.
- Mantener la herida quirúrgica limpia y seca, siguiendo las instrucciones médicas para prevenir infecciones.
- Asistir a controles médicos regulares, para monitorear la recuperación y planificar tratamientos adicionales si son necesarios.
La mayoría de los pacientes pueden retomar actividades ligeras en 2 a 3 semanas, pero el tiempo de recuperación completa dependerá del enfoque quirúrgico y del estado general del paciente.
Riesgos y Complicaciones
Aunque este procedimiento es seguro, existen riesgos asociados, entre ellos:
- Infección en el sitio quirúrgico, que puede requerir tratamiento antibiótico.
- Hemorragia intraoperatoria, aunque es poco frecuente con un equipo quirúrgico experimentado.
- Formación de adherencias abdominales, que pueden ocasionar molestias a largo plazo.
- Complicaciones asociadas a la malignidad, como recurrencia del cáncer, que puede requerir tratamientos adicionales.
Preguntas Frecuentes
El procedimiento se realiza bajo anestesia general, por lo que no se siente dolor durante la cirugía. Después, puede haber molestias en el área tratada, que suelen manejarse con analgésicos.
La cicatrización inicial suele completarse en 2 a 4 semanas, pero la recuperación total puede tomar hasta 8 semanas dependiendo de la extensión de la cirugía y los tratamientos complementarios.
El estudio de patología evalúa el tejido extraído para confirmar el diagnóstico, caracterizar el tipo de cáncer, y determinar la extensión y el estadio de la enfermedad.
El riesgo de recurrencia depende del estadio del cáncer y la respuesta del paciente al tratamiento. Un seguimiento continuo con el equipo médico es esencial para detectar y tratar cualquier recurrencia a tiempo.